No es fácil dormir

aún peor

sin almohada

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Se debe yacer

boca arriba

como los muertos

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El asombro inicial

cede paso

al trance onírico

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Invade la mente

una imagen

áerea, desenfocada

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El cuerpo inerme

destila sombra

en el patrón floral

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Todo un ensayo

para irse bien alto

del escenario

Cuarenta días

nos destazamos

en varias piezas

hasta pudrirnos

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Uno el anhelo

dos la esperanza

tres el escape

cuatro el sueño

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El paso final

como en banquete

uno por uno

gula y ansia

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Músculos y piel

huesos y venas

la linfa sucia

de la espera

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Desencajadxs

tragamos todo

y eructamos 

la identidad

En los techos habita una vacuópolis distinta

que murmura en aires y aleteos.

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En las cajitas de sahumerios un mundo entero

que habla con tonos de mirra y madera.

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En las alcantarillas una madriguera de limo

que duerme y abraza las ratas.

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En los árboles una secta de chicharras

que invoca el verano en liturgia.

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En las costuras de los sillones

un estado autárquico de miguitas y monedas.

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En los árboles caídos y secos

un barrio de simas y grietas crujientes.

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Tantos planetas juntos

sin tocarse nunca

como esxs que bailan

la chacarera.